Niñeras en el extranjero reciben tanto como dan 

Cuidar a niños puede ser un trabajo que inspira, tanto emocional y espiritualmente como en el plano intelectual, sobre todo si implica conocer otras culturas.

Hay programas de intercambio para trabajar en el extranjero como niñera, y muchas latinoamericanas se apuntan. Aun con la pandemia, estos programas siguen dando el servicio.

Requieren de mujeres jóvenes entre 18 y 26 años, que cuenten con un nivel intermedio del idioma inglés y que tengan experiencia al volante.

Las principales solicitudes vienen de Estados Unidos, Europa y Australia. Las familias reciben a las niñeras durante períodos, siempre respaldadas por una agencia. Hay regulaciones para las candidatas, quienes deben tener la intención de superarse, ganar dinero y cuidar a niños pequeños.

Las vacantes originalmente se diseñaron para que las mujeres mayores fueran las encargadas de cuidar a niños pequeños, pero ahora son las mujeres jóvenes quienes buscan esta oportunidad.

“En 2018, encontré la página aupairworld.com, que se dedica a colocar chicas en cualquier parte del mundo”, dijo Abigail Ramírez, de 24 años y originaria de Guanajuato, México, y quien labora como niñera en Vancouver, Canadá. “Por ejemplo, yo mexicana quiero ir a Alemania, Francia, Inglaterra, donde ellos tengan presencia.

“Llenas y subes tu solicitud como niñera, las familias llenan y suben su solicitud también, y puedes hacer una especie de match según sea lo que tú quieres y lo que ellos quieren”, dice.

Cuidar a niños puede significar un crecimiento espiritual. (Alex Pasarelu/Unsplash)

A pesar de la ayuda de la agencia, hay riesgos.

“El sistema es gratuito, pero tiene sus ventajas y sus desventajas porque al no pagar por un intermediario te expones a que no sea una familia real y nadie va a responder por ti”, dijo Ramírez, quien prefirió no dar detalles sobre la familia para la cual labora como niñera. “Pero con la tecnología es más sencillo porque puedes tener videollamadas con ellos, revisas sus redes sociales, investigas quienes son, puedes buscar y ver la casa por Google Maps”.

Muchas chicas se animan a viajar al extranjero como una opción laboral o como una extensión de sus habilidades mientras son estudiantes. Aprovechan para aprender más y practicar su segundo idioma, conocer otros países y ganar dinero mientras hacen actividades de provecho.

Algunos programas tienen ventajas como hospedaje dentro y fuera del horario laboral, alimentación, pagos semanales y transporte para uso propio.

En general las experiencias son positivas, aunque puede haber retos.

“Llevo unos 2 años como babysitter de tres pequeños aquí en Baltimore”, dijo Laura Valverde, de 34 años y originaria de Ciudad de México. “Han sido buenos años después de una mala experiencia con la familia anterior que me trató con aires de discriminación por ser mexicana”.

“Yo vivo con mi familia en nuestra casa que rentamos y me presento a trabajar muy temprano, y los fines de semana, si me requieren, me quedo a dormir”.

Una niñera regularmente no forma parte del intercambio cultural entre países si no está respaldada por una agencia. Con una agencia, recibe un salario mínimo por su servicio y es más cuidada. Las agencias monitorean a las mujeres y las reubican en caso de ser necesario.

Las mujeres aprovechan para mejorar su inglés y ganar más de lo que podrían en su país de origen. (Marisa Howenstine/Unsplash)

Las familias extranjeras se inclinan a solicitar niñeras por medio de programas como AuPair, pues pueden respaldarse de la confiabilidad de la empresa, además de que las jóvenes se dedican totalmente al cuidado de sus hijos, transportándolos a las escuelas y haciendo las compras.

Se dice que es una cooperación para que los padres de familia puedan trabajar y hacer otras actividades sin mayor inconveniente.

Las mujeres aprovechan para mejorar su inglés y crecer como seres humanos.

“La paga obviamente es buena en comparación con un salario en México”, dijo Valverde. “No todo es color de estrellas, pero mi inglés cada vez es mejor. Digamos que esto me ha servido para crecer incluso espiritualmente”.

Cuando una familia se decide por una niñera, a veces hay problemas con la cuestión de la expedición de visas, pues no se emiten este tipo de permisos bajo este concepto.

Las agencias consiguen los permisos para que las chicas salgan de sus países bajo el enfoque de ‘estudiantes’ que aprenden idiomas y trabajan, ofreciendo su servicio a la comunidad y a las familias.

“Algo que sí quiero aclarar es que mi visa es de turista; salgo del país cada seis meses y vuelvo”, dice Valverde.

Las familias suelen estar supervisadas, con la intención de que no propicien maltrato en el área de trabajo de las niñeras, pues suelen ser jóvenes provenientes de América Latina, aunque pueden ser de cualquier parte del mundo. Hasta el momento no hay un programa oficial de “niñera en el extranjero”, pero el concepto está creciendo cada vez más.

(Editado por Melanie Slone y LuzMarina Rojas-Carhuas)



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