Algunos legisladores estadounidenses quieren menos misiles nucleares, pero la estrategia de la “zona gris” de Rusia genera preocupación

Mientras el Congreso de Estados Unidos se dispone a abrir el debate sobre si es necesario construir una nueva generación de armas nucleares, una conferencia al otro lado del mundo está arrojando luz sobre cómo adversarios como Rusia intentan sortear la influencia mundial de Estados Unidos y su dominio militar.

Cuando la Cámara de Representantes de Estados Unidos proceda la próxima semana con un proyecto de ley de gastos de defensa, una de sus consideraciones será qué tipo de arsenal nuclear debería financiar Estados Unidos. Mientras tanto, algunos apuntan a una reunión en Kiev, Ucrania, esta semana que destaca cómo Rusia ha utilizado estrategias militares y políticas irregulares no solo para tomar el control de Crimea, sino también para evitar una respuesta de Estados Unidos.


Un misil balístico intercontinental Minuteman III desarmado del Comando de Ataque Global de la Fuerza Aérea es lanzado durante una prueba en la Base de la Fuerza Aérea Vandenberg, California, el 4 de agosto de 2020. (Fuente: Departamento de Defensa de Estados Unidos/Aviador senior de la Fuerza Aérea Aubree Owens)

“El despliegue de Rusia en Crimea no es defensivo, sino ofensivo”, dijo Stephen Blank, investigador principal del Instituto de Investigación de Política Exterior y exdirector de estudios rusos en la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos, durante un seminario web organizado por el Instituto de Estudios Aeroespaciales Mitchell el 23 de agosto. “Tenemos que ser conscientes de esta amenaza y tomar medidas para enfrentarla”.

Mientras tanto, algunos legisladores estadounidenses se preguntan si las armas nucleares costosas son necesarias para contrarrestar la amenaza que Rusia y China representan. El 9 de agosto, el líder demócrata del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes pidió al presidente Joseph R. Biden Jr. que incluyera una revisión financiera independiente de los nuevos misiles nucleares terrestres como parte de la revisión regular del arsenal nuclear del gobierno.

(Servicio de Investigación del Congreso)

En la carta a Biden, el representante demócrata de Washington, Adam Smith, dijo que la revisión también debería analizar incluso si es necesario mantener el componente terrestre de la tríada. La estrategia nuclear de Estados Unidos se ha centrado durante mucho tiempo en un enfoque de “tríada”, que se basa en el mantenimiento de arsenal operativo en tierra en la forma de misiles balísticos intercontinentales; en el mar, en submarinos; y en el aire, con una flota de bombarderos pesados B-52 y bombarderos furtivos B-2.

Sin embargo, conforme la flota estadounidense de misiles balísticos intercontinentales Minuteman III agota su vida útil, algunos legisladores estadounidenses se preguntan si el precio para modernizar el componente terrestre de la tríada es demasiado alto, sobre todo a la luz de las amenazas cambiantes.

Representantes de 46 naciones y organizaciones se reunieron en Kiev, Ucrania, el 23 de agosto de 2021, para la cumbre inaugural de la Plataforma de Crimea, un esfuerzo diplomático para sacar a Rusia de lo que Naciones Unidas llamó una anexión ilegal de la Península de Crimea en 2014. (Centro de Medios de Comunicación de Crisis de Ucrania)

La amenaza de que otras potencias nucleares construyan sus arsenales está llevando a Estados Unidos a comprometerse con sistemas de armas nuevos y costosos, mientras mantiene un arsenal actual con armas que tienen “relevancia operativa cuestionable en el entorno actual”, escribió Smith, quien citó como ejemplo la bomba de caída B-83, el dispositivo nuclear más poderoso de Estados Unidos. Estas bombas tienen un rendimiento explosivo de 1.2 megatones, que es 60 veces más potente que la bomba que Estados Unidos arrojó sobre Nagasaki, Japón, al final de la Segunda Guerra Mundial.

“Cuando se le pregunta acerca de los requerimientos para todos estos sistemas, el Departamento de Defensa rápidamente señala a la inversión rusa y china en armas nucleares, lo que me temo que nos lleva por el camino de una nueva, fortalecida y muy peligrosa carrera armamentista”, escribió Smith.

(Fuente: Servicio de Investigación del Congreso) 

El 23 de agosto, Ucrania fue sede de la cumbre inaugural de la Plataforma de Crimea, una reunión diplomática internacional diseñada para abordar la presencia continua de Rusia en la península de Crimea. La invasión de Rusia en 2014, y la subsecuente anexión de Crimea, una península en el sur de Ucrania en el Mar Negro, ha provocado la condena internacional, incluida una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 2020.

Esa invasión, que inició con tropas encubiertas no uniformadas, es un ejemplo de los llamados “fenómenos de área gris”, en los que naciones como Rusia y China realizan acciones militares que apenas logran atraer una respuesta de Estados Unidos.

Blank dijo que Rusia ha estado desarrollando ojivas nucleares “tácticas” más pequeñas y de menor rendimiento que están diseñadas para ser utilizadas contra tropas e instalaciones militares, a diferencia de las armas de alto rendimiento diseñadas para arrasar ciudades. Al ver a Estados Unidos como una fuerza invencible por los medios convencionales, Rusia, así como China cada vez más, ven el desarrollo de armas nucleares como la única forma de detener el dominio del ejército estadounidense.

“Las armas nucleares crean una pantalla para Moscú detrás de la cual pueden actuar con impunidad por medios convencionales”, dijo Blank.

Rusia está construyendo una serie de vehículos con capacidad de “uso dual”, como submarinos de ataque que pueden desplegar tanto armas convencionales como nucleares. Si bien Rusia mantiene una flota considerable de misiles nucleares intercontinentales capaces de atacar a Estados Unidos, continúa desarrollando nuevos sistemas de armas para ayudar a “socavar la estabilidad estratégica”, dijo Blank. Rusia también estaba trabajando para construir una base naval en Sudán, para darle acceso expandido al Océano Índico y con ello a las zonas de interés y a los aliados estadounidenses.

Dados los esfuerzos de Rusia por extender su control hacia lugares como Crimea y África, sería peligroso reducir o eliminar partes del arsenal de Estados Unidos, especialmente a medida que continúa desarrollándolo, dijo Blank.

“Si elimináramos el componente terrestre de la tríada, los rusos no se verían en la necesidad de crear una capacidad preventiva. Ya la tendrían. El desarme unilateral no funciona. Pregúntenle a los talibanes”, dijo Blank, refiriéndose a la retirada de Estados Unidos y a la subsecuente toma de Afganistán por parte de insurgentes de ese grupo fundamentalista islámico.

Mientras tanto, los chinos también estaban trabajando en la construcción de su propia tríada, otra razón por la que Estados Unidos debería conservar una red sólida de misiles terrestres, agregó.

Una réplica de una bomba nuclear B61-11 se encuentra en el vestíbulo del Departamento de Energía de Estados Unidos. Es la principal bomba de caída libre en el arsenal de armas nucleares de dicho país. (Bryan Wilkes/Zenger)

Después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, ocurridos a raíz de la disolución de la ex Unión Soviética, Estados Unidos cambió de una estrategia de defensa basada en la disuasión nuclear a una de contraterrorismo, dijo Blank. Desviar la atención de otros estados nucleares permite a estos países operar en una “zona gris” y desafiar la influencia de Estados Unidos, dijo.

No obstante, mientras los legisladores y diplomáticos estadounidenses buscan liberarse de los principios de la era de la Guerra Fría como la “destrucción mutua asegurada”, los rusos todavía están comprometidos con el paradigma, dijo Blank.

“Puede que nosotros queramos seguir iniciativas de control de armas y romper con el paradigma de la Guerra Fría, pero Rusia no lo permitirá”, dijo Blank. “La idea de que Estados Unidos y Rusia deben permanecer aprisionados entre sí es lo que motiva a Rusia”.

Traducción de Yerem Mújica; editado por Yerem Mújica y Melanie Slone



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