El tocororo (nombre científico, Priotelus temnurus) es una de las aves que caracterizan y enaltecen a Cuba.
Los colores únicos de su plumaje, donde destacan el azul, rojo y blanco, son los mismos que brillan en la bandera de la isla caribeña, lo que convierte a este pájaro casi en un símbolo nacional.
Esta ave es muy inquieta, a pesar de que puede permanecer posada por largo rato. Cuando emprende su vuelo de forma esporádica, es un ser muy sencillo, sin movimientos graciosos. Bate sus alas de forma corta, ondulada y un poco ruidoso.
En cuanto a la forma en que se relacionan con el hombre, es difícil mantenerlas en cautiverio, pues no terminan de adaptarse y pueden perder sus plumas, lo que acaba con su atractivo visual.
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El tocororo fue seleccionada como ave nacional de Cuba porque se resiste a vivir en cautiverio, además de que muestra los colores similares al símbolo patrio. También se considera como un ave exótica en el país.
Hoy, varios grupos cubanos de protesta en línea, así como grupos de exiliados, usan esta ave como símbolo de la lucha por la libertad de la isla. Así, tanto el gobierno y ciudadanos cubanos como los disidentes la admiran.
Se encuentra en el Escambray, la Sierra de los Órganos, la Ciénaga de Zapata, la Isla de la Juventud o en la Sierra Maestra, un complejo montañoso.
También los hay en la Reserva Ecológica Lomas de Banao. Aquí, se puede disfrutar de uno de los paisajes más hermosos de la isla, conocido como Macizo de Guamuhaya. En primavera el tocororo sale al mundo ante el instinto natural de apareamiento.
La reserva, ubicada a 20 kilómetros de la ciudad de Sancti Spíritus (una de las primeras siete villas fundadas a manos de los españoles y que busca preservar la biodiversidad de Cuba), es un área protegida con un gran valor nacional, por la conservación hacia la naturaleza y sus seres vivos. Sobresale la pluvisilva montañosa de la región, es decir, la selva o bosque lluvioso y húmedo tropical que agrupa diversos ecosistemas en climas templados.
Estas zonas son el hábitat de esta ave desde hace miles de años, y hoy, por los rincones, se escucha su canto, “to-co-ro-ro, to-co-ro-ro”, multiplicado por cientos de tocororos.
De este sonido onomatopéyico proviene su nombre. Además, hay varios mitos y leyendas sobre esta especie. La más conocida es la de la hermosa Taína, una prisionera que se negó a vivir sin libertad y que fue convertida en un tocororo por la diosa Atabey, divinidad de la Luna, el mar, la fertilidad y el nacimiento.
Los tococoros se relacionan con los quetzales guatemaltecos, aunque esta ave cubana es exclusiva y de origen Guataní. Vive en bosques por toda la isla; son seres insectívoros y de carácter manso.
Los científicos en ecología afirman que la deforestación es la principal causa que pone en riesgo la existencia de estas aves, además de que vivir encerrados representa la muerte para ellas.
Otras aves endémicas de Cuba son el cartacuba, el tomeguín del pinar, el sijú platanero, el sinsontillo, la cotorra y el catey.
(Editado por Melanie Slone y LuzMarina Rojas-Carhuas)
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