El café de olla no es cualquier café 

Algo que no puede faltar en muchas mesas mexicanas durante el desayuno es una taza de “café de olla”.

Cada país latinoamericano tiene su método para preparar el café, y México no es la excepción. Desde hace mucho tiempo, de manera tradicional se acostumbra a preparar el café en una olla de barro. Se le agregan los granos de café y, para resaltar el sabor, se le añade canela y piloncillo (un dulce que se prepara a partir del jarabe no destilado de la caña de azúcar, conocido también como panela, papelón o atado de dulce).

En diferentes regiones del país, también se le puede agregar anís, cáscara de limón o naranja, chocolate o pimienta, como se hace en Tabasco. Para dar un toque especial, también se sirve en tazas de barro.

Café de olla tastes best when drunk out of a clay cup. *** El café de olla sabe mejor cuando se bebe en una taza de barro. (Carlos Ramírez/Café Words)

Visitar ciudades y degustar un café de olla es la mejor manera de conocer un pueblo de la República Mexicana. Lo mejor es que no es necesario una época del año en específico, aunque si se toma en temporada invernal, se disfruta más.

La historia de su rico sabor 

En la actualidad, muchos optan por preparar este tipo de café en una olla de metal, por falta de la de barro; sin embargo, esta no ayudará a resaltar los sabores, pues el barro le da el toque especial. Si lo que se busca es acentuar aún más el sabor del café, se le debe poner sobre leña, tal y como lo hacen en el sudeste mexicano, como Veracruz, Chiapas y Oaxaca, donde el sabor ahumado es un aditivo especial.

“Es una bebida que está siempre disponible en la carta, ya que tenemos muchos clientes que prefieren tomar café de olla, que uno instantáneo”, dijo Laura Gómez Torres, cocinera del restaurante La Cocina de Paquita, en Boca del Rio, Veracruz. “No tenemos un fogón con leña para hacerlo; sin embargo, sí lo hacemos en olla de barro para que los ingredientes suelten su sabor como debe de ser. La taza cuesta 25 pesos y se puede acompañar con un pan dulce”.

Se podría pensar que desde el México prehispánico se tomaba café de olla, ya que el emperador mexica, Moctezuma, bebía un preparado parecido, pero este era a base de cacao, maíz y miel de abeja.

Mexico’s Southeastern states prepare cafe de olla over a fire, in ollas, clay if possible, or metal when clay is not a possibility. *** Los estados del sudeste de México preparan el café de olla sobre leña, en ollas, de barro cuando es posible, o de metal cuando no. (MD Duran/Unsplash)

“Siempre trato de desayunar mi café de olla, acompañado de unos ‘tirados’ [huevos revueltos con frijoles refritos] y una micha [pan]”, dijo Francisco Pedroza Álvarez, médico egresado por la UNAM, la Universidad Nacional de México. “Es la mejor manera que puedo comenzar mi día. El café me termina de despertar, además de que me da energía para realizar mis quehaceres en la mañana. Desde niño estoy acostumbrado a tomar mi café de esta manera”.

Se dice que en la época de la Revolución Mexicana, las “Adelitas” [mujeres que ayudaban a los soldados revolucionarios] hacían una olla grande en los fogones y mezclaron los ingredientes con más agua para que les rindiera para todos los soldados, quienes así pudieran estar despiertos y listos para la batalla.

El ingrediente principal del café de olla debe ser un grano molido y bien tostado, para que brinde su sabor. Así, todo mundo arranca su mañana con mucha energía.

(Editado por Melanie Slone)



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