Playa colombiana paradisíaca desaparece en medio del estrés climático y del impacto turístico

PALOMINO, Colombia — El pueblo de Palomino, situado en la costa colombiana caribeña, pasó de ser un destino aislado a un punto de gran afluencia turística en menos de una década. Ahora, la playa paradisíaca que colocó a este pueblo en el mapa está a punto de desaparecer.

Muchos han descrito las costas de Palomino como las playas más perfectas de Colombia, pero los turistas que lleguen hoy tendrán suerte si encuentran un lugar para caminar en la arena. Así como el nivel del mar ha subido con rapidez, también ha crecido el pueblo y su industria turística, lo cual ha dejado poco tiempo para que las autoridades regulen detalles como qué tipo de edificaciones se construyen, quién las construye y dónde.

“Hubo desorden. La gente de pronto llegó, construyeron sin permisos ni licencias; en algún punto quedó fuera de nuestras manos”, dijo Cindy Cotes, jefa de la Oficina de Turismo del municipio de Dibulla. “El Palomino de hoy no es el que solía ser hace un año, dos o cinco”.

Queda poco de los impresionantes paisajes costeros de Palomino. (Mavi Parra/Zenger)

En los últimos tres años, más de 30 metros de costa han desaparecido debido a la erosión costera. El cambio climático puede tener algo de culpa, pero la falta de planificación urbana también sacrificó la vegetación por la infraestructura. Ahora hay piscinas y kioscos donde solía haber manglares. La barrera natural que protegía la tierra interior del aumento del nivel del mar ha desaparecido.

“Para tener un litoral estable y amplio, tanto el mar como los ríos que lo rodean deben proveer de sedimentos”, dijo Deiver Pinto, un ingeniero ambiental que estudia la situación. “El uso de la tierra cambió [en el área]. Se ven muchas palmeras y pasto en los hoteles, pero los microarroyos y zanjas naturales que proveen sedimento están obstruidas”.

Al caminar por las playas de Palomino, las personas se encuentran con una línea de muros de concreto y con los restos que estos han dejado atrás. Algunos dueños de hoteles los construyeron en 2020, como una manera de proteger su infraestructura cuando los niveles del mar se elevaron dramáticamente”.

En días en que la marea está alta, caminar por la costa se vuelve peligroso, ya que las olas rompen fuertemente contra los muros, lo que limita el acceso de los turistas a la playa.

Turistas batallan para caminar en la playa de Palomino cuando hay marea alta. (Mavi Parra/Zenger)

“Todo desapareció”

Camilo Ramírez, un turista de 28 años originario de la capital colombiana, Bogotá, recuerda la primera vez que llegó a Palomino, hace cuatro años. Había más que suficiente espacio para acampar y descansar. “Podías ver muchos manglares y árboles en aquel entonces; una playa amplia para caminar, jugar deportes y convivir. Todo desapareció”.

Cuando Naty Botero, una cantante colombiana de pop, decidió construir la casa de sus sueños en la costa de Palomino, solamente había vegetación en el área. Actualmente su casa es también uno de los hoteles famosos del pueblo, aunque la erosión costera la ha afectado mucho.

En los últimos años, su propiedad ha perdido 15 metros de terreno.

“En pocos años Casa Coraje dejará de existir. Construimos estos muros porque el mar sigue comiéndose todo, y estamos intentando detenerlo”, dijo Botero.

Una de sus vecinas, Marta Arellano, dueña del retiro ecológico La Sirena, tiene una perspectiva distinta. La erosión costera la obligó a retroceder su propiedad 80 metros y a derribar dos cabañas. “Compraron terreno que se llevó el agua, lo perdieron, y ahora deben mover sus límites”, dice ella de las acciones de su vecina.

De acuerdo con Oliverio Rodríguez, administrador del Hotel Chiniu, las autoridades locales han sabido de la situación durante años, pero no han hecho mucho al respecto.

Restos de concreto de construcciones demolidas se encuentran donde solía haber frondosas palmeras. (Mavi Parra/Zenger)

Soluciones que tardan en llegar

En 2019, la asociación de propietarios y administradores de hoteles encargó un estudio oceanográfico. La idea era encontrar una solución adecuada al problema, pero Andrés Murillo, jefe de la Dirección Marítima, dice que la única propuesta está incompleta.

“Para ellos, la solución mágica es siempre construir un rompeolas, pero esa es solo una de las muchas obras de protección costera que existen”, dijo Murillo. Dado que los estudios oceanográficos se basan en un período de validez de seis meses, en la actualidad no se dispone de investigaciones actualizadas.

Los propietarios de hoteles locales intentan mitigar la erosión costera al construir sus propias barreras en Palomino. (Mavi Parra/Zenger)

En una reunión reciente, Murillo, representantes de hoteleros y asesores independientes llegaron a un acuerdo. Las autoridades competentes deben declarar un estado de calamidad pública en la zona, encargar nuevos estudios y acelerar la búsqueda de una solución.

Para Deiver Pinto, la solución se reduce a una mayor participación de las autoridades locales y una combinación de estructuras de contención de choque, como diques rompeolas con ingeniería verde, zanjas y dunas naturales.

Mientras tanto, los turistas que lleguen a Palomino se tendrán que conformar con apenas unos pasos de playa para descansar.

Traducción de Yerem Mújica; editado por Yerem Mújica y Melanie Slone



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